Conversaciones compulsivamente legibles
Clara14: tenés novia? Hablando en serio, de hermana a hermano.
Hogweed: corté hace un par de semanas
Clara14: ¿por?
Hogweed: porque no se decidía qué hacer con su vida. No sabe nada de
nada.
Clara14: ¿y cómo estás?
Hogweed: no estoy mal. No estaba súper enamorado, estábamos bien, la
pasábamos bien, pero fue.
Clara14: nueve de cada diez hombres dicen “la pasábamos bien pero”.
Hogweed: la pasábamos bien en todo sentido (no solo en el sentido
que pensás, niña!). Clarita, de hermano a hermana: sexo podés tener con
cualquiera, pero no vas a sentir con cualquiera.
Clara14: bueno, yo de eso no sé nada. Soy re tonta.
Hogweed: eh? No digas eso. Mirá, te cuento algo. Yo mi primera novia
la tuve a los quince años (ella tenía catorce). Nos amábamos mucho. Esperamos
casi dos años antes de tener relaciones. Cada uno tiene sus tiempos. Lo importante
es saber respetar. No sos más viva por tener sexo.
Clara14: bueno, qué sé yo…
Hogweed: cuando llegue tu momento te va a salir solo. Y depende
mucho también de la persona que tengas al lado tuyo en ese momento.
Clara14: y a esta última vos la querías tanto como a la primera?
Hogweed: la quería, pero distinto.
Clara14: ¿por qué distinto?
Hogweed: porque a medida que pasan los años/relaciones uno se pone
duro para no sufrir. Entonces querés, pero con resguardos.
12 de octubre de 1999
Clara14: ¿cómo estás?
Hogweed: bien, no puedo estar de otra manera cuando estás vos
Clara14: me derrito
Hogweed: dejame derretirte
Clara14: me dejo.
Hogweed: ¿segura?
Clara14: si… no me lo digas así si no querés que me derrita!
Hogweed: la próxima vez te lo digo en vivo y en directo
Clara14: mmm… ¿me lo vas a decir?
Hogweed: te vas a derretir?
Clara14: ¿querés que me derrita?
Hogweed: quiero que seas real y sincera
Clara14: se sincero vos… me lo vas a decir?
Hogweed: soy sincero, hermanita. ¿si te lo digo vamos a dejar de ser
hermanos?
Clara14: no sé
Hogweed: entonces no sé si te lo voy a decir
Clara14: bueno, tenés tiempo para pensarlo.
Hogweed: sí, como tres años, no?
Clara14: ni lo digas…
Hogweed: de acá a tres años no creo que te derritas
Clara14: por qué decis eso?
Hogweed: porque es así… cuando te acostumbres a que te lo digan
tantos…
Clara14: por qué siempre pensás lo mismo? No tenés que ser tan
cerrado
Hogweed: no soy cerrado; soy realista, niña. Tengo algunos añitos
más que vos vividos
Clara14: ya lo sé y ese es el problema
Hogweed: no es tan grave tampoco. Por más años que nos llevemos, te
quiero igual.
Clara14: yo también te quiero MUCHO pero esos años existen y no
puedo hacer nada
Hogweed: los años existen, y no podemos hacer nada, pero en algún
momento me vas a dar la razón y vas a ver que no son impedimento para nada
Clara14: por qué decis que no son impedimentos?
Hogweed: te vas a dar cuenta de que hay gente que jamás crece, que
la edad del dni es mentira, gente que jamás madura. Y otra lo hace tan rápido…
tan!
Clara14: puede ser
Hogweed: es lógico y lo entiendo, hermanita, que con quince no
pienses lo mismo. la diferencia te parece abismal. Estoy pensando…
Clara14: ¿qué estás pensando?
Hogweed: evaluando. Evaluando cuántos años de prisión me
corresponden
Clara14: ¿si hacés qué?
Hogweed: si empezamos. Pero vale la pena.
Clara14: entonces quiero que estés preso
Hogweed: y que empecemos?
Clara14: ya sabemos cómo son las cosas…
Hogweed: insisto.
Clara14: me gustas. Digo… me gusta eso de vos
Hogweed: sabés qué voy a hacer la próxima vez que te vea?
Clara14: qué?
Hogweed: te voy a sampar un beso de primera… después hablamos
Clara14: me comunica con Alejandro, por favor?
Hogweed: partió en un tren rumbo a tu ciudad. Dijo que iba a ver al
amor de su vida.
Clara14: eso dijo?
Hogweed: así es
Clara14: decile que lo quiero.
Hogweed: hermanita, un día jugando con fuego te voy a quemar
Clara14: sí? Espero ese día
Hogweed: bueno, la próxima vez que nos veamos
Clara14: mientras tanto dejame jugar
Hogweed: siempre podemos jugar
Clara14: entonces? Qué sábanas querés?
Hogweed: cuando seas grande vas a ver qué lindas son las de seda
Clara14: ¿Por qué no puedo verlas ahora?
Hogweed: porque voy preso.
06 de noviembre de 1999
Hogweed: estoy con las defensas bajas
Clara14: pobrecito
Hogweed: si… vas a tener que cuidarme, hermanita
Clara14: siempre te voy a cuidar, pero ¿quién te cuida de mí?
Hogweed: mmm… moriré contento
Clara14: bien, bien. No voy a matarte.
Hogweed: haceme lo que quieras
Clara14: entonces preparate!
Hogweed: lo estoy. Yo diría que te prepares VOS.
Clara14: ¿Qué me vas a hacer?
Hogweed: si te digo pierde emoción
Clara14: buenísimo, amo descubrir
Hogweed: mmm… tanto para descubrir…
Clara14: bueno, la próxima.
Hogweed: la próxima te enseño algo. Una muestra.
Clara14: ¿muestra de?
Hogweed: muestra de lo que vendrá
Clara14: ¿Qué vendrá?
Hogweed: ¡Pierde emoción si te cuento!
Clara14: bueno, espero entonces. Pero no te arrepientas ¿eh?
Hogweed: te puedo asegurar que no me arrepiento, por ahora. Detrás
de los barrotes, veremos.
08 de noviembre de 1999
Hogweed: un desastre la noche
Clara14: hagamos que deje de ser un desastre
Hogweed: para eso me conecté
Clara14: querés venir a casa?
Hogweed: no tengo problemas, pero no sé qué dirán tus padres
Clara14: no hay problema, están todos durmiendo
Hogweed: lo pensaste ya, no?
Clara14: ¡cuántas veces! Vos no hermanito?
Hogweed: no conozco tu casa
Clara14: te gustaría conocerla?
Hogweed: yo te sigo.
Clara14: mejor que no me sigas
Hogweed: ¿por qué no?
Clara14: porque para el jacuzzi compré velas aromaticas afrodisiacas
Hogweed: mostrame, a ver?
Clara14: no, tenés que venir acá. Sentis el olor que dejan en la
piel?
Hogweed: ok, voy. Me tenés “extasiado”. Hermanita ¿cuándo te veo?
Clara14: cuando quieras
Hogweed: ahora?
Clara14: ahora no porque estoy semi-desnuda
Hogweed: ¡hermanita!
Clara14: perdón! Te prometo volver a ser la inocente y pura
estudiante de colegio de monjas
Hogweed: no… para mí no, eh?
Clara14: entonces? Venis?
Hogweed: cielito, quiero verte. No sé si soy claro.
Clara14: yo necesito verte.
Hogweed: reservame tu viernes. Y tratá de no contarle a nadie…
prefiero que no se sepa
Clara14: que no se sepa qué?
Hogweed: mmm… después del viernes te digo.
Clara14: jaja… te apreté con una pregunta, siempre sos vos el que me
aprieta
Hogweed: todavía no tuve el placer, ejem.
Clara14: vamos a ver si personalmente me respondés así
Hogweed: vamos a ver si personalmente tenés tiempo de preguntar.
Clara14: después vemos cómo nos encontramos
Hogweed: vos buscá un twingo rojo y yo busco a la más linda
Clara14: vos buscá a alguien que… no sé qué me voy a poner!
Hogweed: no te pintes, te prefiero natural la primera vez. Sos linda
naturalmente. Arreglate, sino en tu casa no te van a creer que salis a bailar
con tus amigas (y llevate algo para el post-desarreglo)
Clara14: me llevo todo
Hogweed: te saco todo
Finalmente, días más
tarde se concretó el encuentro. Alejandro viajó a mi ciudad y nos encontramos a
escondidas. Me parecía surrealista y divertido tener que esconderme como una
vendedora de cocaína. No entendía que era tan grave salir con un tipo que me
manejaba con astucia.
Les dije a mis padres que
saldría con amigas y afortunadamente me creyeron. Ese 19 de noviembre Alejandro
me esperó dentro del auto. Subí en el twingo rojo y me saludó, me preguntó a
dónde quería ir y contesté “no sé”. Mientras miraba el cielo de aquella noche,
sentí que me perforaba con la mirada, giré y lo encontré sus ojos serios y
fijos en mí. Se acercó y me dio un beso, el más dulce que recuerdo.
A continuación Alejandro
manejó sin rumbo, mientras me preguntaba reiteradamente si me sentía cómoda y
si estaba bien. Cuando por fin, después de media hora de manejar, paró el auto
estábamos en la puerta de su departamento de Avellaneda.
Confieso que me sentí un
poco desubicada, sorprendida y por qué no desorientada. No tenía idea de qué
estaba haciendo ahí, pero confiaba en ese hombre más que en mi misma y estaba
segura de lo que él estaba haciendo. No podía hacerme daño, era mi hermanito.
Entramos en su
departamento: prolijísimo, como si no viviese nadie adentro. Mesa, sillas,
computadora, cocina, baño, un dormitorio y un balcón. Me acerqué hasta el
balcón y contemplé la ciudad: ruidosa y desprolija. Me di vuelta y ahí estaba
él, preguntándome si quería tomar algo. Cuando le dije que no, se acercó
despacio hasta mí y me dio un beso que me hizo acelerar el corazón.
“Cielo, ¿querés ser mi novia?- preguntó mientras me abrazaba y
acariciaba
“sí”- dije yo con lo poco que me quedaba de aliento
“¿Y mi mujer?”
Estábamos besándonos con
lujuria y aparecimos casi mágicamente en su habitación. Me acostó sobre la cama
y me quitó el vestido de a poco, con una suavidad desconocida para mí.
Alejandro tenía manos de seda y sabía cómo y dónde acariciarme. En pocos
minutos quedé desnuda. Me besó en todo el cuerpo, me dio masajes en los pies y
en la espalda. Y él inmutable, completamente vestido, cosechaba placeres para
el futuro. Más tarde, se acostó al lado mío y me dijo “me gusta verte, me gustas desnuda”. Nos
quedamos ahí, en la cama, acostados como dos amantes viejos. Yo estaba feliz,
descubriendo nuevas sensaciones, olores, placeres, juegos. Para mi sorpresa,
Alejandro se paró, y me alcanzó el vestido: “ya es tarde, tenemos que volver”.
Que me haga cuidado de
esa manera, es lo único que le agradezco incansablemente. No sé cómo hubiera
sido con otra persona, quizás menos trágico y con seguridad menos placentero,
pero con Alejandro tuve la sensación de estar segura, de estar como en ningún
otro lado. Querida, amada, respetada.
Cinco meses pasaron de
encuentros sensuales y llegó el día. Volvimos a encontrarnos como siempre pero
esta vez fue muchísimo más placentero para ambos. Fuimos a su departamento y
mientras nos besábamos nos desvestimos uno al otro. Nunca había visto a un
hombre desnudo, Alejandro era perfecto: piernas largas y flacas, panza de
juventud cervecera y un sexo que me hacía temblar. Me acostó en la cama, con
suavidad y me repitió que iba a llegar hasta donde yo quisiera. Yo quería;
tenía miedo pero a fin de cuentas, Alejandro era excitante. A continuación, se
acostó encima mío. Casi sin darnos cuenta, llevados por el calor y la urgencia
premeditada, terminamos haciendo el amor. Me dijo que no me iba a doler, porque
iba a hacerlo despacito. Le creía, le creía cualquier cosa. Si me hubiera dicho
que después de violarme iba a aparecer Papá Noel con una bolsa llena de Barbies
para mí, también le hubiera creído. Lo cierto es que no me dolió demasiado (no
tanto como me habían contado que dolía) a pesar de que Alejandro era enorme.
Que Alejandro me haya
esperado durante cinco meses me hizo tener la confianza suficiente como para amarlo
sin tapujos ni resguardos, para dejar que me ame libremente, mostrándome qué se
hace y cómo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
comentarios principescoz